Convivencia Canina
Manuel
Manuel
| 28-04-2025
Equipo Animal · Equipo Animal
Convivencia Canina
Cuando decidimos traer a casa otro perro, a menudo nos enfrentamos a preocupaciones, especialmente sobre posibles conflictos entre los miembros nuevos y existentes. Después de todo, con frecuencia escuchamos sobre peleas en hogares con varios perros.
Sin embargo, con una introducción educada, gradual y ritualista, podemos evitar eficazmente estos conflictos innecesarios. ¿Y si mis perros pelean? Esta es una cuestión común en hogares con varios perros.
Algunas opiniones en línea sugieren dejar que los perros peleen para establecer una jerarquía familiar y determinar un ganador. Sin embargo, este método simplista y brutal no solo corre el riesgo de escalar el conflicto, sino que también carece de ayuda práctica. Entonces, ¿qué debemos hacer? La clave está en la habilidad y la paciencia. Aquí están los pasos específicos:
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Fase de Aislamiento

Cuando un nuevo miembro se une, incluso durante el primer encuentro, puede sentirse incómodo debido a los nervios. Para garantizar estabilidad en ambos lados, deberíamos evitar el contacto directo cara a cara. Para lograr esto, podemos preparar una jaula o un corral espacioso para alojar al nuevo miembro por separado. Idealmente, las familias con los medios deben permitir que los miembros nuevos y existentes vivan en habitaciones separadas para evitar que el nuevo miembro potencialmente propague enfermedades desconocidas a los habitantes originales sanos.
Aunque la jaula o corral los separa físicamente, los perros aún pueden familiarizarse con los olores del otro a través del olfateo. Por lo tanto, durante la reunión inicial, a menudo vemos a ambos perros olfateándose frecuentemente, y aunque a veces acompañados de amenazantes resoplidos, la jaula puede prevenir eficazmente acciones agresivas adicionales.
Al mismo tiempo, para garantizar que el nuevo miembro pueda adaptarse y sentirse cómodo, necesitamos preparar un conjunto de herramientas dedicadas dentro de la jaula. Este período de aislamiento generalmente dura alrededor de una semana. Durante este tiempo, observe de cerca las reacciones de ambos perros para asegurarse de que ya no estén en un estado de nerviosismo o amenazas a bajo nivel. Una vez que este estado se alivia, los padres pueden aumentar gradualmente el tiempo que pasan olfateándose mutuamente y lamiéndose a través de la jaula, ayudándolos a familiarizarse gradualmente unos con otros.
A través de la guía de estas dos etapas, los perros sienten un sentido de seguridad suficiente. Dado que a lo largo del proceso, ninguno de los lados ha invadido los recursos de vida del otro, no ha habido una asignación irrazonable de recursos, evitando así el potencial de conflicto. Estas medidas sin duda sientan una base sólida para la convivencia amistosa. Cuando finalmente se abre la puerta de la jaula, descubrirá que la reacción más natural de los perros es perseguirse mutuamente, olfatear los olores del otro y comenzar a jugar. Sin embargo, los perros más dominantes pueden pelear por los juguetes durante el juego.
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Enfrentar el Desafío del Contacto Cercano

Con la jaula abierta, el contacto físico entre los dos perros es inevitable. Durante esta etapa, necesitamos prestar especial atención:
- Cuando los perros tienen un contacto cercano por primera vez, se recomienda ponerles correas para garantizar la seguridad.
- Asegurarse de que cada perro tenga sus propios platos de comida y agua dedicados para evitar conflictos por recursos.
- El propietario debe mantener una actitud justa pero también supervisar de cerca los cambios emocionales del residente original.
Durante las interacciones de los perros, a veces puede ser difícil para los padres distinguir entre el juego y la pelea. De hecho, existen diferencias significativas entre estos dos comportamientos. Los cachorros comienzan la socialización alrededor de las tres semanas de edad, que generalmente se manifiesta en el juego y mordisqueos con sus hermanos. Este nivel de mordisqueo no es feroz; las expresiones faciales de los perros parecen disfrutarlo, con músculos relajados y colas agitadas con entusiasmo. Además, se lamerán entre sí, jugarán uno encima del otro y se perseguirán.Fighting, por otro lado, muestra características completamente diferentes, como un ambiente tenso, cuerpos rígidos y colas caídas.
Durante una pelea, los músculos, especialmente la mandíbula, de ambas partes están notablemente tensos, se enfrentan y gruñen bajito, listos para entrar en batalla en cualquier momento. Las acciones de pelea son rápidas y feroces, y es difícil separarlos. Esta situación requiere una alta vigilancia por parte de los padres.Por lo tanto, durante el contacto inicial entre los miembros nuevos y antiguos, es crucial poner correas para evitar cualquier tragedia. Durante el juego de los perros, necesitamos monitorear de cerca sus movimientos.
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Si notamos signos de agresión inminente, como tensión muscular y gruñidos, debemos tomar medidas de inmediato para distraerlos, como hacer un ruido repentino o lanzar comida. Luego, devuelva rápidamente a los perros a sus jaulas y evite temporalmente el contacto cara a cara. Cuando surgen conflictos entre los perros, el tiempo de ejecución de los pasos anteriores necesita ser ampliado y repetido hasta que puedan convivir pacíficamente. Si dichas peleas continúan ocurriendo más de cinco veces, lamentablemente puede tener que decirles a los padres que estos dos perros pueden no poder llevarse pacíficamente.
Para su felicidad, se recomienda encontrar un nuevo hogar para el nuevo miembro, lo cual puede ser la mejor opción para ambos perros. Por supuesto, además de las diferencias de género entre perros machos y hembras, hay muchos otros factores que pueden afectar la convivencia pacífica de los perros. Por lo tanto, al elegir una pareja, debemos tener en cuenta una variedad de factores para aumentar la probabilidad de una convivencia pacífica entre los perros.